Esta es una tortuga con suerte. La encontraron varada en tierra casi muerta en Cannon Beach, Oregon, incapaz de nadar. Un pescador la encontró y avisó al acuario de Seattle. Durante una semana fueron insuflando aire en sus pulmones hasta que consiguió respirar por si misma. Lo siguiente era el tratamiento en Cámara Hiperbárica para corregir su flotabilidad, probablemente por tener microburbujas de aire en sus tejidos. Tucker, que así llamaron a la tortuga marina, se convirtió en el primer paciente no humano en recibir tratamiento en el Centro de Medicina Hiperbárica de Virginia Mason.